Mario Vargas Llosa evitó hablar sobre pelea con Gabo, pero sí se refirió al Nobel
En un evento en la Universidad Complutense de Madrid.
El Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa rompió el silencio sobre su amistad con Gabriel García Máquez, de quien pocas veces se refería, después de su legendaria pelea, que llevó a ambos escritores a los golpes en 1976.
Según cuenta la anécdota, el escritor peruano le propinó un puñetazo a Gabo en un teatro de México, que lo dejó con un ojo morado, por un suceso que aún es motivo de discusión, por literatos del mundo.
A partir de la pelea, los que eran grandes amigos se distanciaron y en pocas ocasiones se refierieron el uno del otro públicamente.
La pelea volvió a ocupar la primera plana de medios como El País que promovió una conferencia cuyo invitado fue Mario Vargas Llosa para hablar sobre Cien años de soledad en la Universidad Complutense, este miércoles. “Pensé que por fin América Latina tenía su novela de caballerías, una narración en la que primaba lo imaginario sin que desapareciera el sustrato real. Tiene además la virtud de pocas obras maestras: la capacidad de atraer a un lector exigente preocupado por el lenguaje y, a la vez, a un lector elemental que solo sigue la anécdota”, contó el premiado autor
La charla estuvo a cargo del ensayista colombiano Carlos Granés, quien apenas se animó a tocar el polémico tema de la pelea, preguntando a Vargas Llosa, sí se había encontrado con Gabo en otro momento.
El peruano evadió de nuevo el controversial interrogante y respondió con contundencia: “No (…) Entramos en terrenos peligrosos. Es hora de poner fin a esta conversación”.
Sin embargo, durante el encuentro, que duró por más de una hora, Vargas Llosa habló de la relación de Gabo con Cuba. "Siempre fue discreto al respecto, pero ya había sido purgado por el Partido Comunista cuando trabajaba en Prensa Latina junto a su amigo Plinio Apuleyo (…) Yo creo que tenía un sentido práctico de la vida y sabía que era mejor estar con Cuba que contra Cuba. Así se libró del baño de mugre que cayó sobre los que fuimos críticos con la evolución de la revolución hacia el comunismo desde sus primeras posiciones, que eran más socialistas y liberales”.
Además opinó que la novela que menos le gusta de García Márquez es El otoño del patriarca. “Parece una caricatura de García Márquez, la novela de alguien que se está imitando a sí mismo”.
La conversación concluyó con un Vargas Llosa nostálgico por la muerte. “Como la muerte de Cortázar o de Carlos Fuentes. No solo eran grandes escritores sino que fueron grandes amigos. Descubrir que soy el último de esa generación es algo triste”.